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Afirma Bertrand Russell que fueron tres sencillas pasiones las que movieron su vida: La sed de amor, la búsqueda del conocimiento y una intolerable piedad por los sufrimientos de la humanidad. No hay otra forma de apasionarse si no es desde el amor, la formación y el servicio a los hermanos. Y en estas sencillas claves se desarrolla a diario la vida de la parroquia “Regina Mundi”, en Granada. La parroquia fue fundada en 1976, en el templo y los locales que pertenecen al complejo Regina Mundi, propiedad de las Hijas de la Caridad de la Provincia de Granada. El contrato, firmado entre la Visitadora de las Hermanas y el Visitador de los Padres Paúles, contempla la cesión del templo y los locales para la fundación de la parroquia “Regina Mundi”. Lo cual conlleva una serie de ventajas y, por supuesto, de pequeños inconvenientes.
La parroquia cuenta con unos cinco mil feligreses, entre los que destaca un gran número de ancianos y un importante grupo de estudiantes. Por la situación económica de los que aquí residen, uno de los principales problemas detectados por Cáritas Parroquial es el gran número de inmigrantes que trabajan como empleados de hogar. Así como una realidad, cada vez más común en nuestras ciudades, cual es la soledad de los ancianos.
Volviendo los ojos y haciendo memoria histórica, descubrimos que siempre ha sido una parroquia innovadora y puntera en la labor evangelizadora que se le ha encomendado. Todos y cada uno de los que pasaron por aquí dejaron una impronta que ha ido allanando el camino que nos permite hoy contar con una estructura parroquial y un proyecto pastoral que busca, como objetivo, seguir madurando en la fe creadora de comunidad. Y participar corresponsablemente en toda la misión de la Iglesia, haciendo especial hincapié con los alejados.
Para llegar a esta meta, la Comunidad Parroquial se compromete a seguir madurando en la fe, según los distintos estadios de la vida, en línea catecumenal y con talante vicenciano. Un Catecumenado de Adultos que comenzó hace algunos años y que sigue teniendo vigor y presencia significativa dentro de la vida parroquial. En la actualidad, tenemos cuatro comunidades de adultos y un grupo vicenciano que terminaron este proceso y que se plantean cómo realizar una labor misionera “hacia fuera”.
Por otro lado, en este año 2022 hemos iniciado con gran ilusión el proyecto de primer anuncio Alpha, ha tenido una gran acogida que se ha concretado en la creación de cuatro grupos de personas interesadas en tener una vivencia de fe.
En cuanto a la catequesis de niños y confirmación, tenemos muy pocos, salvo aquellos que se preparan para la comunión, pues estas catequesis las desarrollamos conjuntamente con el colegio “Regina Mundi”.
La evangelización integral mediante la acción misionera, catequética, pastoral y social nos lleva a expresar y compartir nuestra fe en celebraciones bien preparadas y participativas. Donde los distintos grupos participan activamente en las Eucaristías, oraciones parroquiales y celebraciones de la Palabra.
Pero si hay algo que distingue a nuestra parroquia es la acción social para con los pobres y alejados. Prácticamente desde los comienzos, existe el Voluntariado Vicenciano. A lo largo de estos años de andadura, ha ido calando en la parroquia la conciencia de que el servicio y el compartir son dos pilares fundamentales para la vivencia de su fe. CARITAS PARROQUIAL y A.I.C. (Asociación Nacional de Caridad San Vicente de Paúl) son los responsables de hacer que toda la comunidad parroquial tome conciencia de que la fraternidad cristiana pasa por el compromiso radical con los más pobres.
En la parroquia, además, tenemos formación litúrgica, oración parroquial, formación de los ministros extraordinarios de la Eucaristía y la formación permanente de los cofrades de Cristo Resucitado y Nuestra Señora de la Alegría.
Esas tres pasiones que movían a Russell son, de alguna forma, las pasiones que mueven a la Comunidad Parroquial de “Regina Mundi”. Una sed de Dios, que se ha manifestado en la vida de los hombres como amor inagotable. La búsqueda del conocimiento, la necesidad de formación, de crecimiento en nuestra vida de fe, hasta el punto de poder tomar una opción por Cristo. Y, por supuesto, desde el descubrimiento de San Vicente, una visión del pobre como sacramento de Cristo, al que hemos de servir y compartir con él lo que somos y lo que tenemos.
Caminar supone no detenerse. Nunca se ama lo suficiente, nunca el grado de conocimiento de Dios es bastante y, por tanto, nunca se llega al máximo de solidaridad. Por eso seguimos caminando, porque no queremos conformarnos.